Fray Luca Pacciolli nos habla de que la Divina Proporción, es la forma como Dios dejó su huella, su signo, su firma en la Creación, en el universo. Su aplicación permite estar en armonía con la naturaleza y con el mundo, con las galaxias y con el microcosmos; en ella encontramos las razones naturales para el crecimiento, para la justa apreciación del valor estructural, de su composición tridimensional, para el adecuado funcionamiento de los elementos de soporte, rigidez y flexibilidad, al mismo tiempo que para que las formas sean agradables a la vista y funcionales para cada caso y necesidad.
La proporción áurea no es más que un auxiliar que permite incorporarnos al todo que conforma la unidad y la diversidad de la naturaleza y de nuestro mundo, de tal manera que en lugar de limitarnos nos da la herramientas para poder crear y recrear sin límites pero dentro de una lógica universal.
Al utilizar estas formas de relación de proporción, simultáneamente atendemos sin coartar nuestra libertad, a los valores estéticos y funcionales, como técnicos estructurales; estas técnicas científicas permiten dar a nuestras obras y proyectos la antropometría necesaria, al mismo tiempo que la libertad para hacer formas nuevas sin obligar a la experimentación fuera de escala o a la “invención” infructuosa de caprichos que no corresponden realmente con las necesidades del caso.
Las formas geométricas se ajustan claramente a esta proporción, y su manejo en combinación permiten la facilidad del diseño sin perder los elementos fundamentales de composición y resistencia, para resolver simultáneamente el espacio vital, físico y simbólico, sin arriesgar la conciencia estructural que permitirá su solidez y factibilidad constructiva.
Así mismo su incorporación a las demás formas de creación humana, facilitan, sin disminuir su capacidad creativa, la resolución de todos y cada uno de sus problemas o requerimientos, en forma, función y capacidad; todo ello interrelacionado entre sí y con lo que le rodea, de tal forma que todo es uno y cada cosa es por sí misma sin menoscabo de su valor individual y con toda la capacidad de integración armónica con lo que le rodea, no importa si es contenedor o contenido, único, rítmico, secuencial, paralelo, ocasional, accidental o permanente, entre muchas otras posibilidades.
La proporción áurea es la única relación de proporción cuadrantal geométrica tridimensional, que permite la consecución ascendente o descendente sin ninguna limitación y sin perder nunca su relación de proporción.
La riqueza y nobleza de la proporción de oro es que su única limitante es la persona que la aplica y su propia imaginación.