Semana Santa
Semana Santa, semana de luna llena, de iluminación espiritual y terrenal, es un tiempo de comunión, de reflexión, de oración, de meditación…
Hace más de dos mil años que Jesús a través de su vida, muerte y resurrección, nos indica seguir el ritmo propio que tiene la vida. Que nada ni nadie nos paralice, el pasado no puede existir en el tiempo presente, el sufrimiento nace en el apego, que todo cambia, se transforma.
La vida está en el presente, en el aquí y ahora.
Propuesta:
Te invito a prepararte para el festejo de resurrección.
Elige una hora de este día sábado para discernir, meditar, rezar.
Puedes hacer este ejercicio:
Comienza recordando las enseñanzas de Jesús.
Que la vida no es solo trabajo; la actividad, es la manifestación de la vida. Jesús se lo dice claramente a Marta cuando se queja ante él, que María no la ayuda con las tareas, el responde que María se queda con la mejor parte. (María escuchaba a Jesús, mientras Marta trabajaba).
Toma tu tiempo, ─sin culpa─, de diálogo con Dios, con Jesús. No te dejes limitar por las tareas. Levanta la vista y observa el cielo, luego cierra los ojos y percibe el susurro del universo, es un momento de comunión, de unidad. Sé lo más consiente posible de este momento para experimentar la presencia de Dios en la tierra y en ti.
Piensa en las propiedades del alma: Amor, voluntad, etc…, en las propiedades de la mente: miedo, apego, rencor, etc.
Luego pregúntate:
¿Quién soy?
¿Cuál es mi meta en esta vida?
Si estas enfermo, ¿cuál es tu actitud ante la enfermedad?
El ser humano es la única criatura en la tierra capaz de cambiar su biología con sus sentimientos y pensamientos.
Prepara tu mente y corazón conmemorar a Jesús.
¡Resucita a la Nueva Vida de la Pascua!